(Hace frío en la calle
y en esta sociedad las cosas son tremendas)
Ángel González
Ya lo decían las calles de invierno
pero no les hice caso:
Altavoces que golpeaban
a
vo
ces
luces que fluctuaban
-como la bolsa-, tintineando
a ritmo de viejos fados,
humeantes como un café
de final de tarde, entre consignas y memorias
poco propias de ti.
Por casualidad,
me encontré a Cesaria Evora, que me envió a una tal
Jimena
a que me cantase cuatro verdades que revolucionasen
las horas más intempestivas de este mes de mayo:
«ma esperança di
mar azul
é pa quem tem fé
na sê amor».
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