18 de febrero de 2014

Confesionario




Pero el odio también me modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme cuenta
soy otro
que no odia, que ama
a esa desconocida cuyo nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú,
el cabello largo
 (Ángel González)





Llevo años intentado descubrir
el interior
el corazón
el tuétano
de la poesía.
Para mí
son las mañanas frías
y las noches cálidas,
los paisajes que veo desde aquí,
los besos, los abrazos,
la médula, la rótula, la tibia, el peroné,
los pechos, el culo,
el pelo húmedo
recién salido del mar,
los años, la esperanza,
el tiempo, la inquietud…

Para mí
la poesía
es lo mismo que para las beatas
el confesionario...

JANDRO DQ

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