16 de diciembre de 2013

No me esperes.




En este cálido invierno
que inunda de agosto
los días de enero.
En esta estación de trenes
donde, solamente,
hay billetes de ida sin vuelta.
En esta solitaria ciudad,
donde
ni siquiera hay castillos de arena en el aire
y
ellas solo caminan;
no quiere volar ni soñar.
En este exilio,
en esta galera del látigo y del cuchillo,
en esta cárcel,
en este cementerio de vivos,
solamente digo y replico:
piedad.

A las ocho,
 no me esperes
en el parque del olvido,
ni debajo de ningún árbol.
Hubiera querido contarte
lo que no me atreví
a decirte a la cara
ni susurrarte al oído.

Y si esta carta no llega a destino,
y si mis letras se pierden
y si el mensaje queda en al aire,
espero,
que aunque no hagas acuso de recibo,
mandes un ramo de lirios
a la calle del amor Nº 8 5ºb.

A tu puerta llegará una carta certificada,
como certifican
el suicidio los que ya no tienen nada que perder.  



JANDRO DQ.

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